Capitulo 6

Emily en mis brazos se acurrucaba, de pronto sollozo y comenzo a llorar, aclare mi garganta y ella se aferro mas a mi, pensaba que mi vida era un nudo de preguntas sin respuestas pero la vida de ella era todo una enciclopedia en blanco.

- Emily no llores, tranquila aqui estoy yo.- Dije para calmarla un poco, una de mis manos acaricio su hermoso cabello y la otra estaba posada en su espalda, ella era solo unos centimetros mas pequena que yo, su rostro lloroso estaba estampado en mi pecho, decir que no me mojo la camisa con sus lagrimas era una gran mentira.
- Perdoname, mira como te moje la camisa, es que nunca pense que una persona como tu, seria capaz de ayudar a una chica como yo, perdoname.
- Soy un ser humano como tu, no vengo del espacio tambien tengo mi corazon, por mi camisa no te preocupes esta todo bien.- Conteste, en cierto punto su comentario me molesto un poco, odiaba que me vieran como un extraterrestre o una persona sin corazon, la fama y el dinero no lo es todo.

Su mirada y la mia se cruzaron por un momento, perderme en sus perfectos ojos verdes era algo que no podia resistir, jamas habia observado una chica tan hermosa, las pocas que conocia era para darme suvenirs corporales a los cuales me negaba ya que yo con ellas solo hablaba. Su piel blanca como la nieve era tan delicada como una muneca de porcelana.

- Ya no llores.- Dije regalandole una sonrisa y limpiando sus lagrimas con mi mano, ella bajo la mirada al piso estando un porco avergonzada.
- Creo que esto te pertenece.- Se saco mi chaqueta negra y me la entrego.
- No no.. Ahora es tuya, te la regalo.- "Abrigo no se le niega a nadie" pense ademas ella la necesitaba mas que yo en esos momentos.- Solo prometeme que no te volveras a escapar de la casa de tu tia Sara si?.- Repuse
- No, entonces toma tu chaqueta, eso no te lo puedo asegurar.- Tomo mi brazo y me monto la chaqueta como si fuera un gancho de ropa, dio media vuelta y camino hacia la puerta, antes de que diera el ultimo paso para abrirla la detuve.
- Espera, no te vayas.- Dije, de pie no me permitiria dejarla ir, tenia un compromiso conmigo mismo y con Henry. Camine hacia a ella, Emily se quedo colgada con la mano en la perilla, como si fuera por arte de magia la solto rindiendose.
- Acaso te importa lo que me pase a mi?.- Me pregunto, note un poco de incredulidad en su voz.
- Emm.. Si, claro que me importa, tus tios y primos son grnades amigos mios y si llega a ocurrir algo malo ellos estaran tristes... al igual que yo.- Conteste
- Y porque te importo? ademas ellos no son mi familia!.- Dijo enojada, esta chica era de caracter fuerte.
- Me importas.. porque.... porque...- Dude un poco mi respuesta pero tenia que decirle la verdad.- Porque hasta ahora eres lo mas normal que he conocido hasta ahora, no haz gritado, no te haz desmayado no haz hecho nada de lo que las chicas que me siguen, solo me abrazaste y sabes que, no permitire que la unica "amiga" que tengo sea golpeada por un hombre que nisiquiera lo vale, asi que te pido que no te vayas!.- Hable tan rapido que pienso que Emily no entendio nada de lo que habia dicho.
- Amiga?.
- Si, amiga o es que acaso no podemos ser amigos?.-

Mi pregunta quedo al aire, Henry toco la puerta y Emily que estaba mas cerca que yo le abrio, entro un poco mas relajado que la noche anterior o eso creia yo, observo a Emily con una mirada matadora y esta contesto con la misma, yo en pocas palabras era un mediador. En un abrir y cerrar de ojos
comenzaron las discuciones.

- Lo siento Michael, pero me voy.- Dijo, giro la cabeza hacia mi, todo lo que le dije no habia tenido resultado alguno.
- Tu no te vas a ningun lado!.- Grito Henry frente a ella y la tomo bruscamente por el brazo, aunque Emily se encontraba bien aun tenia moretones. Una mueca de dolor y odio cruzaron su rostro, como pudo logro safarse de la mano de su tio politico.
- Ey! la estas lastimando!.- Dije.
- Porque no te safaste asi cuando tu querido Tom te golpeaba? ah?.- Continuo Henry gritandole a Emily, ella era fuerte y se trago todas sus palabra, nunca habia visto a mi chofer de tal manera que se puso rojo de la rabieta.
- Henry, vete! no dejare que te lleves a Emily en ese estado en el que andas! Olvidalo.- Me interpuse entre los dos, ella se coloco detras de mi usandome de proteccion.
- Michael haste a un lado que esto no es contigo!
- No! soy tu jefe y te ordeno que te vayas y la dejes aqui conmigo! llamare a la policia si te quedas un segundo mas!.- Lo amenaze, fueron palabras rudas y demasiado crudas jamas pense que se las diria a el.
- Se inteligente Michael Jackson, soy el unico que sabe en donde quedan tus apartamentos, nadie mas el unico que te puede llevar a Encino soy yo, asi que piensa bien lo que acabas de decir.- Me reto, y en cierto punto tenia razon.
- Es verdad, por lo tanto nos dejaras en Encino a ambos y te iras a tu casa a despejarte bien, de acuerdo?.- No me tomo mucho tiempo en dar la orden, Emily escondida a mis espaldas temblaba de miedo, entendi que ella no le temia a Sara.

A regana dientes Henry salio del aprtamento a buscar la camioneta, no sabia de donde me habia salido tanto coraje, no sentia esa emocion desde el dia que le dije a mi padre que no me volveria a poner una mano encima a mi o a mis hermanos. Di me dia vuelta y estaba Emily respirando ajitadamente y muy muy asustada.

- No hay nada que temer, viste que si me importas.- Dije, con mi mano levante su rostro por la quijada, sus ojos verdosos estaban nadando en lagrimas.
- Gracias.- Logro contestar.
- No hay de que, ahora no llores, una chica tan linda no deberia llorar.- Le sonrei y ella me devolvio la sonrisa.
- Ahora, colocate la chaqueta y vamonos.- Ella se coloco mi chaqueta negra y me espero en la sala, yo camine hacia la habitacion busque mis lentes y una gorra para ocultar mi rostro, en uno de los cajones encontre un bigote falso de color negro y me lo coloque. Una vez mas habia llegado la era de los difraces.

Sali de la habitacion y como era de suponerse Emily comenzo a reirse de mi apariencia y para ser exactos me veia completamente orrible, no me sentia yo, Henry subio nuevamente a avisarnos que el carro estaba listo, bajamos y el regreso a casa nunca se me habia hecho tan largo, en todo el viaje nadie emitio una palabra.